Dolores de cabeza, aumento de peso, náuseas y disminución del deseo sexual son algunos de los efectos secundarios de los que solemos escuchar. Pero no son los únicos y es que cada vez existe más evidencia de la preocupante conexión entre el uso de anticonceptivos “hormonales” y el deterioro de la salud mental de las mujeres.
La relación entre los anticonceptivos y los problemas de salud mental, está más que comprobada por la ciencia.
Uno de los estudios más grandes que se han hecho, publicado en JAMA Psychiatry en 2016 encontró un aumento significativo en los casos de depresión y trastornos del ánimo entre las usuarias de anticonceptivos hormonales. En este se analizó a más de un millón de mujeres durante 13 años y se demostró que el uso de anticonceptivos hormonales está asociado con un 23% de incremento en el riesgo de ser recetadas con antidepresivos.
Este hallazgo pone en evidencia una realidad de la cual las mujeres venimos hablando hace décadas: los anticonceptivos hormonales tienen un impacto profundo y negativo en nuestro bienestar emocional.
¡Pero hay más! También, se encontró que las adolescentes que usan anticonceptivos hormonales tienen tres veces más riesgo de suicidio. Un dato que otro estudio, de cuatro años de duración publicado en Cambridge University Press (2023) potenció al descubrir que las mujeres que empiezan a tomar píldoras anticonceptivas en la adolescencia tienen un riesgo drásticamente mayor de desarrollar depresión.
“Las mujeres que empezaron a tomar anticonceptivos orales antes de cumplir los 20 años tenían una tasa de depresión un 130% mayor que las que nunca lo habían tomado. Además, las usuarias adolescentes tenían una incidencia de depresión aún mayor, incluso después de dejar de usar la píldora”, explican.
Durante casi 30 años, distintas investigaciones han mostrado que las usuarias de anticonceptivos ven alterada y anulada su respuesta hormonal al estrés, lo que genera problemas para lidiar con las dificultades y regularse emocionalmente, además de afectar el aprendizaje y la memoria. Sarah E. Hill, que dedica su vida a investigar los efectos de los anticonceptivos en el cerebro, anota que:
“Estos patrones normalmente sólo se observan cuando el cuerpo se siente tan abrumado por las señales de cortisol que no tiene más remedio que apagar la señal por completo. Por ejemplo, en niños que han sido maltratados o abandonados y en aquellas personas con un diagnóstico conjunto de trastorno de estrés postraumático y trastorno depresivo mayor.”
Existen otros mecanismos a través de los cuales los anticonceptivos pueden hacerte sentir sin energía vital, ya que impactan tu salud de distintas formas.
Al usar anticonceptivos hormonales, inhibimos nuestro ciclo natural y lo reemplazamos por uno artificial introduciendo hormonas sintéticas producidas en laboratorio (es decir: fármacos). Esto hace que no podamos beneficiarnos de ovulaciones regulares que son esenciales para nuestra salud neurológica y mental (además de nuestra salud ósea, cardiovascular, endocrina, reproductiva y general).
Adicionalmente, los anticonceptivos tienen otras maneras de generar desvitalización en las mujeres. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista «Nutrients» en 2017, titulado ‘Anticonceptivos Hormonales y Depleción de Nutrientes: Una Revisión Narrativa’, examinó cómo los anticonceptivos hormonales pueden afectar los niveles de vitaminas y minerales esenciales para el cuerpo, interfiriendo con la absorción y el metabolismo de vitaminas B, C, E, el zinc, el magnesio y el selenio.
Nadie nos informa ni prepara para usar anticonceptivos, y tampoco para dejarlos. Debemos saber que al terminar su uso, nuestro cuerpo vive un proceso de reajuste hormonal muchas veces sin tener las herramientas suficientes para enfrentar este proceso. Esto nos deja susceptibles a vivir el llamado “Síndrome post anticonceptivos”: un conjunto de síntomas que aparecen luego de dejar estos fármacos, dentro de los cuales los problemas de salud mental pueden verse empeorados (especialmente si tu salud mental venía deteriorada desde antes). Esto es algo que la doctora Jolene Brighten ha detallado muy bien en su libro “Beyond the Pill”.
Es momento de reconocer que el uso de anticonceptivos impacta la vida cotidiana y el bienestar emocional de millones de mujeres en todo el mundo. La depresión, la ansiedad y la falta de vitalidad provocadas son una realidad, no una invención de nuestra mente ni un efecto inevitable de nuestras hormonas naturales, que en realidad tienen muchos beneficios para nuestro cuerpo y mente.