Hace algunos días me contactaron de la revista chilena PAULA, porque estaban preparando una nota sobre los poderes de la ovulación, y sin duda quise participar, y enfatizar en que: «Ovular no solo tiene fines reproductivos, sino que es esencial para la salud general de las mujeres». Y… no te cuento más, porque me encantaría que pudieses leerlo, y compartirlo para expandir el mensaje.
Escrito Por Isidora Correa / Ilustración: Sofía Valenzuela
Hace 60 años, cuando la pastilla anticonceptiva recién llegaba al mercado, miles de mujeres tuvieron, por fin, la oportunidad de ser soberanas de su sexualidad y su cuerpo. Siendo capaces de regular su fertilidad, muchas pudieron planificar sus vidas en torno a sus verdaderos deseos y no las obligaciones de la maternidad. Si bien es innegable el impacto positivo que los métodos anticonceptivos hormonales tuvieron en la vida de tantas, las especialistas aseguran que hemos olvidado que ovular no tiene solo fines reproductivos y que es esencial para la salud general de las mujeres.
El ciclo menstrual es un proceso fisiológico natural y esperable durante la vida fértil de una mujer o de cualquier persona que tenga ovarios. Cuando lo vivimos de manera natural, es decir, sin ningún método anticonceptivo hormonal, ocurren una serie de eventos y estímulos hormonales coordinados que conducen a una ovulación, luego a la preparación de la cavidad uterina para la eventual implantación de un óvulo fecundado y finalmente a la menstruación, si es que no hubo un embarazo, explica la matrona Paula Mella (@matronapaulamella), educadora en fertilidad natural y autora de “El lado invisible de ser mujer”, que revela diferentes situaciones a las que se enfrentan las mujeres en su día a día en el ámbito de la salud sexual y reproductiva.
Si bien tendemos a enfocarnos en la menstruación cada vez que hablamos del ciclo –muy probablemente porque es lo que se manifiesta de manera más visible–, en realidad el evento principal es la ovulación por la influencia que las hormonas que se secretan cuando ocurre tienen en nuestra salud, explica Andreína Guerrero, coach de ciclo menstrual, educadora certificada de método sintotérmico y fundadora de @hacialaraiz.
“Hoy en día la ciencia más actualizada del ciclo y de la salud hormonal femenina nos dice que la ovulación es esencial para la salud física, mental, hormonal y general de la mujer no solo durante sus años reproductivos, sino también post menopausia. Ovular durante nuestros años de fertilidad es lo que el día de mañana nos va a resguardar de riesgos como cáncer de mama, osteoporosis e incluso demencia. Así, una ovulación regular y en balance juega un rol fundamental en el desarrollo muscular, óseo, cardiovascular y neurológico; influye en el metabolismo, regula la función inmunológica y, por supuesto, es fundamental para el sistema endocrino”, dice Guerrero.
Reflejo de la envergadura del impacto que la ovulación tiene en nuestra salud, asegura la matrona Paula Mella, es la relevancia que genera la llegada de la menopausia o el cese de la actividad ovárica en la mujer, entendiendo que esto la sitúa en un contexto de mayores factores de riesgo para el deterioro de su salud mental, cardiovascular, ósea, metabólica y sexual.
Según la endocrinóloga canadiense Jerilynn Prior, directora científica del Centre for Menstrual Cycle and Ovulation Research, “las mujeres se benefician de 35 a 40 años de ciclos ovulatorios no sólo para la fertilidad, también para prevenir diversas enfermedades. En ese sentido, cada ovulación es como un depósito mensual en la cuenta bancaria de la salud a largo plazo”. Para Prior, los ciclos ovulatorios son creadores e indicadores de buena salud. Y es que cuando estamos sanas, la ovulación llega de forma suave y regular.
Precisamente, explica la matrona, para poder ovular es necesario producir cantidades adecuadas y ascendentes de estradiol, el principal estrógeno que secretan nuestros ovarios en la edad reproductiva, algo que solo ocurre si tenemos un ciclo menstrual sano, que no ha sido impactado negativamente por los estilos de vida, el uso de fármacos y ciertas condiciones o patologías médicas.
Tras ovular, el cuerpo lúteo produce grandes cantidades de progesterona, otra de nuestras hormonas sexuales importantes en la edad reproductiva porque todo nuestro cuerpo tiene receptores para estas hormonas, incluyendo el cerebro, explica la coach de ciclo menstrual, Andreína Guerrero. “Esto explica que también nuestra personalidad, comportamiento, capacidades cognitivas, estado de ánimo e incluso la elección de pareja, responden a la actividad de estas hormonas. La idea de que nuestro comportamiento, deseo, energía y necesidades físicas-mentales cambian durante el ciclo, no es una ficción, es una realidad biológica y un campo de estudio que se viene desarrollando desde la psicología evolutiva”, dice.
“En un ciclo en balance, el estradiol se relaciona con mayores niveles de socialización, empatía, habilidades para la comunicación, la negociación y el trabajo en equipo. Influye en un aumento del deseo sexual y la sensualidad cerca de la ovulación. Promueve el optimismo y la auto confianza. La progesterona, por su parte, calma al sistema nervioso y promueve el descanso. Privilegia la introspección, el trabajo individual y reflexivo. En buenos niveles, genera bienestar emocional; sin embargo, hoy en día la mayoría de las mujeres sufren de deficiencia de esta hormona, lo cual nos ha hecho normalizar fases premenstruales difíciles”, explica Guerrero.
Si bien dentro de las pastillas anticonceptivas hormonales también encontramos las “mismas” hormonas, las hormonas sintéticas son fármacos producidos en laboratorio, muy diferentes a nuestras hormonas naturales. Recientes investigaciones han descubierto que las hormonas sintéticas disminuyen la capacidad de tolerar el estrés, y por ende generan problemas en la regulación emocional porque cambian la estructura del cerebro.
Según relata la psicóloga investigadora que estudia la salud de la mujer y en su libro “Tu cerebro cuando tomas la píldora”, Sarah E. Hill, PhD., las pastillas anticonceptivas impactan en la elección de pareja de las mujeres.
“Se sabe que el estrógeno afecta las preferencias de las mujeres cuando se trata de sus parejas románticas para favorecer cualidades asociadas con la masculinidad y una mayor testosterona: mandíbulas cuadradas, hombros anchos y cejas, por ejemplo. En ese sentido, las investigaciones sugieren que las mujeres que toman pastillas –en su estado de predominio artificial de progesterona y carentes de un impulso cíclico de estrógeno– parecen preferir los rostros de los hombres que son menos masculinos. La implicación es que si una mujer elige a su pareja cuando está tomando la píldora y luego la deja, podría generar insatisfacción en la relación porque ya no se siente tan atraída por esa persona. Es una posibilidad que las mujeres al menos deberían tener en cuenta”, dice.
Si quisiéramos probar métodos anticonceptivos no hormonales, hay opciones confiables y con alta efectividad, asegura la matrona Paula Mella. “Los anticonceptivos no hormonales típicamente conocidos, son el dispositivo intrauterino con cobre y el preservativo o condón. Sin embargo, existen alternativas de reconocimiento de la fertilidad, con una alta efectividad en la prevención de embarazo, similar o mayor que un anticonceptivo hormonal, que se basan en el reconocimiento de biomarcadores de fertilidad, como el moco cervical, los cambios del cuello uterino y la temperatura basal. Los más conocidos son el método ovulación (o Billings) y método sintotérmico”, explica.
La coach Andreína Guerrero lidera la comunidad de Hacia la raiz que empodera a las mujeres en la comprensión de su ovulación, el cuidado de sus hormonas y la auto-gestión de sus días fértiles, a través de cursos, talleres y charlas donde les enseña a utilizar el método sintotérmico, que es un sistema científico de registro del ciclo con el que se puede reconocer con eficacia los días fértiles e infértiles, así como la salud hormonal.
Si bien la anticoncepción hormonal también puede presentar ciertos beneficios para ciertas condiciones o puede ser una alternativa para que las mujeres decidan libre e informadamente, es importante mencionar que los métodos de reconocimiento de la fertilidad tienen años de evidencia científica que los respalda, que no son una moda, ni métodos holísticos porque tienen una excelente efectividad, asegura la matrona Paula Mella. “Tiene una efectividad de un 99,6%, cifra que ha sido avalada incluso por la OMS. Sin embargo, existen profesionales del área de la salud que desconocen esta información y la mayoría desconoce cómo funciona el método en sí, creyendo erróneamente que se trata del obsoleto método del ritmo, por lo que las posibilidades de enseñarlo mal y que falle, son altas”, concluye.